Pregunta Hanna a Michael Berg, ¿qué es una odisea?. Me estoy refieriendo a la película, The Reader, El Lector, por la que se ha conseguido el Oscar a la mejor actriz Kate Winslet. El joven Michael Berg le responde que una odisea es un viaje, emprender un viaje. Es lo que pretendo con este relato en el que os voy a contar cómo transcurrió esos días por la hermosa Grecia.
Con unos minutos de retraso el autobús que había partido de Talavera con algunos profesores nos recogía en la rotonda del convento junto al Museo de la Celestina. De La Puebla de Montalbán tendríamos que ir a Toledo para recoger a más docentes. Casi todos los que fuimos al viaje eramos del gremio, pero después de Navidad se decidió abrir el cupo a personas de confianza. Hasta llegar a Toledo aproveché el viaje para dormir, la calefacción estaba muy alta y después de comer no era capaz de seguir una conversación. Agradecía no tener pareja asignada, así me mantenía más libre.
Ya todos en el bus y con rumbo a Madrid, al aeropuerto de Barajas, hubo unas presentaciones y advertencias desde el responsable que había organizado el viaje. También repartió unos folletos de gran interés que había preparado Sebastian, el Director de Infantes, y que explicaban, con información bajada de Internet, cada uno de los sitios que visitaríamos en los próximos días.
Si hubo un sitio donde me puse nervioso ese fue en Barajas. La Terminal 4 es un espacio maravilloso para la ejercer la espera, cultivar la paciencia y templar los sentimientos. Podría verse que también es terreno para el arte. Comenzamos de mesa en mesa sin que nadie supiera dónde teníamos que ir hasta que una azafata de información nos dijo que de aquí no se moviera nadie que en pronto comenzarían a facturar las maletas. En Barajas conocí a Ángel, un perito de Madrid que sufriría mis sueños.
Si algo me llamó la atención de la Terminal 4 antes de embarcar fue que enfrente de unos servicios había unos espacios para la oración, uno enfrente del otro. A la derecha una capilla con tres ambones y asientos muy fríos. A la izquierda unas alfombras de colores por los suelos y un trono con libro sagrado que orientaba seguramente hacia la Meca. En los dos sitios entré. En los dos sitios deposité mi oración. El viaje a Grecia era mucho más que un viaje.
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