
No sé muy bien lo que me ha dicho Apolo o su pitonisa en la cosulta del oráculo. No sé si he de emprender la guerra y librar las batallas que me atormentan, si sellar algún matrimonio o comenzar nuevas relaciones o emprender un nuevo viaje que me inspire más claridad en mi reflexión. Lo que sí es cierto es que hemos emprendido el camino santo de Delfos con un sol alucinador y salimos del museo nevando. ¿Qué me querrá decir, Apolo, con este gesto que congela mi pensamiento?
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