
Algo pasó que no sé cómo contarlo. Buscaba un perdón que, si bien era humano, debía nacer de mí mismo y debía transcender todo mi ser. No sé si fue mi pecado, mi forma de ser, pero ciertas palabras, en su día, quedaron marcadas, como hierro ardiente, en mí. Por más hidratantes que he buscado y encontrado, no ha mermado la cicatriz. Pero algo pasó por la Tierra Santa. No sé si fue su tierra bendecida, su agua purificante, el aire cálido y fresco beligerante, o ese sol que no dejó de iluminarme.
La Tierra Santa me ha curado y yo me he sentido sanado. Ha borrado mi esa cicatriz que me escandalizaba y avergonzaba, y me ha hecho mas fuerte. Como el leproso, vuelto hacia los sacerdotes, amigos y familiares, quiero dar las gracias por esta bendita experiencia de amor. Gracias.
1 comentario:
!! Bienvenido !! Se ve que este viaje, te hizo mucho bien, espero tus anécdotas y fotos con impaciencia. Besos.
Publicar un comentario