
Termino de hacer la maleta. Dentro de una hora la volveré a deshacer. Así me paso los días previos a un viaje; hay que ir lo más ligero de equipaje que se pueda. Pero claro: ropa, libros, cuadernos, medicinas, calzado, aseo, y no sé qué más. Al final la maleta repleta. La verdad es que disfruto mucho haciendo el equipaje. Hubo unos años en los que la salida al extranjero hacía que tuviera que tomar valerianas de los nervios que arrancaban tanto preparativo. Aquellos años parece que desaparecieron. Aquellos viajes parecen suspendidos. Aquellos amigos ... se quedaron en el otro lado.
Hoy por hoy me gusta compartir mis vacaciones con las personas que me quieren, que desean estar conmigo, donde un café es una delicia y el tiempo un tesoro bien aprovechado.
Quiero empezar con el Doctor Marín, que bien se merece mi presencia, respeto y cariño. Luego marcharé a Gijón con mi amigo, Julio, el brujo, compartiré con Blanca y Antonio unos días en Benidorm, donde espero ver a viejos amigos de verano, y en mi pueblo, junto a mi familia y mis dos sobrinos, Antonio y Darío, disfrutar de la tranquilidad de un pueblo, mi pueblo, Quero. También espero que las puertas del Museo de la Palabra se vuelvan a abrir y encontrar en ese bello rincón el vínculo cultural que hace admirar a mi amigo, Cesar Egido. Muchas personas para tan pocos días.
Empiezan las vacaciones. Empezamos a descansar, porque sin descanso las vacaciones no son vacaciones.
Buen verano.
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