Se llama Sacramento Gómez López-Gil y es de Tembleque, pueblo hermoso de la provincia de Toledo. Pero si preguntas por su nombre completo nadie te dará señas de ella. Sacramento en Guadalajara es "La Sacramento".
La Sacramento, como un personaje delibiano perdido en la Alcarria, es una mujer muy conocida en círculos parroquianos. Desde muy pequeña, y junto a su madre, la caridad era una expresión manchega que repartía entre las familias más pobres de su Tembleque natal. Hoy, La Sacramento, sigue arropada por los mas pobres de Guadalajara en la asociación que ella ha fundado, Asociación Paz y Perdón, con más de seis años de andadura.
No quiero transcribir las palabras de agradecimiento que manifiesta, ni los calificativos de bondad que muestra, hacia esa persona de la nobleza que le ha visitado y se ha interesado por sus pobres. Todos la conocemos porque, de una forma u otra, siempre aparece en los programas del corazón. Pero cosas de la vida. Esta muestra generosa de corazón, de caridad, de ayuda a los más pobres no saldrá en ningún programa. Ya lo dice Jesús; que lo que haga tu mano derecha no lo sepa tu mano izquierda. Y esa discrección es lo que más le gusta a La Sacramento.
La Sacramento, como un personaje delibiano perdido en la Alcarria, es una mujer muy conocida en círculos parroquianos. Desde muy pequeña, y junto a su madre, la caridad era una expresión manchega que repartía entre las familias más pobres de su Tembleque natal. Hoy, La Sacramento, sigue arropada por los mas pobres de Guadalajara en la asociación que ella ha fundado, Asociación Paz y Perdón, con más de seis años de andadura.
Pesada es el mejor calificativo que la podría decir, pues encarna perfectamente a esos personajes evangélicos que insistentemente suplican una gran y urgente necesidad. La Sacramento dirige unos talleres desde octubre hasta abril donde, con un grupo de voluntariado, confeccionan unas mantelerías que venden para sacar fondos para "mis pobres" como muy bien dice ella.
En un día importante para ella, como es el martes, enfrascada en la venta del pan de los pobres en la iglesia del Carmen, La Sacramento no tiene reparo en dejar su labor y concederme unos minutos para hablar conmigo, responder a mis preguntas y dejarse fotografiar en ese peculiar banco escenario de encuentro con sus pobres y voluntarios.
"No tengo despacho, no tengo oficina. Este sencillo banco en la Plaza del Carmen de Guadalajara me sirve para entrevistarme con los más pobres de aquí"
No quiero transcribir las palabras de agradecimiento que manifiesta, ni los calificativos de bondad que muestra, hacia esa persona de la nobleza que le ha visitado y se ha interesado por sus pobres. Todos la conocemos porque, de una forma u otra, siempre aparece en los programas del corazón. Pero cosas de la vida. Esta muestra generosa de corazón, de caridad, de ayuda a los más pobres no saldrá en ningún programa. Ya lo dice Jesús; que lo que haga tu mano derecha no lo sepa tu mano izquierda. Y esa discrección es lo que más le gusta a La Sacramento.
Mucha suerte, Sacramento.
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