
Reconozco que Toledo tiene su encanto; que hay que sobrevivir al toque de queda cuando a primera hora de la oscuridad desaparece todo el mundo de sus estrechas calles, que hay que tener paciencia y humildad para contemplar tanto arte religioso, que hay que saber buscar los rincones placenteros para degustar sus productos manchegos. Pero tengo que afirmar rotundamente que Toledo me gusta no por sus calles, ni por sus historias, ni por su arte. Toledo me gusta por los amigos que esconde dentro que, como un tesoro, se esparce por sus calles, me cuenta sus historias y me explica su arte. Si no tienes un amigo en Toledo eres como ese turista que con su librito recorre la ciudad y desea estar mañana por otros feudos.
Toledo tiene un aire especial, espiritual y reivindicativo, que da la amistad. Toledo es como un desafío, a Dios y al mundo, al frío y al calor, a la luz y a la oscuridad, al poder y al servicio, a los colores fuertes, a la música cargante, al hierro, a la piedra, a la palabra. Solo la amistad consigue el equilibrio.
2 comentarios:
Me seduce Toledo po lo q decís de los "amigos" con sus historias ...y la posibilidad cierta de un café agradable en el Pícaro con una amiga que encuentras entre libros....
Todo ello para mi sería LO MEJOR!!!
Besotes
Gregorio soy tu alumna de 6ª marisol.solo qeria decirte qe me encanta lo qe as escrito de toledo y lo de la fiesta contra la violencia.bueno qe me enrroyo ADIOS Gregorio.
Publicar un comentario