

En el interior de la Basílica de
Getsemaní se respira un clima de oración, existe un gran silencio y los peregrinos aprovechan el momento para entrar en comunión con Dios. Es un lugar conmovedor.

La iglesia primitiva fue destruida por los persas. La construida
después corrió la misma suerte. Incluso la
construida en la época de los cruzados fue demolida. La actual basílica está edificada en los años
veinte del siglo
XX bajo los planos de A.
Barluzzi, siguiendo los trazados de la basílica bizantina. Es una iglesia espaciosa, con columnas delgadas que sostienen doce cúpulas. El mosaico del altar mayor refleja la agonía del Señor en el momento de aceptar el
cáliz.
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