


Después de visitar la Basílica del Pater Noster nos dirigimos, bajando una gran pendiente, hacia la Basílica de Getsemaní. Recuerdo que a la salida del Pater Noster un peregrino y un servidor, al divisar un olivo, nos dirigimos a él para coger una rama significativa y no las ramitas que nos ofrecían los niños palestinos de la puerta. Dichos niños se enfurecieron con nosotros y trataron de agredirnos. Pero al averiguar que éramos españoles y decirles que Ronaldo y Messi eran grandes jugadores fue como hablarles de la últimas revelaciones de algún profeta. Lo que hace el fútbol.
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