


Dada la dificultad para circular por su camino ascendente en zigzag para los autobuses se utiliza unos taxis de doce personas. Son famosos sus conductores por su poca temeridad a la hora de subir y bajar. De hecho, mi taxi, el primero que subió tuvo un percance con una señora que salió despedida de su asiento en una brusca frenada y su cuerpo se desplazó por el pequeño pasillo quedando el cuerpo a fuerza de voltarén.