
Tendría que empezar gritando:¡¡¡TODOS CON LA ROJA!!! Pues de la Roja se trata. Lo que ocurre es que esta vez no es de fútbol, sino de Balonmano. El pasado viernes, en la bendición de los nuevos locales del Obispado en
Guadalajara, el
Sr. Alcalde, el
Sr.
Román, tuvo a bien darme una entrada para presenciar el partido de Balonmano en el que jugaban la selección española frente a la lusa. Era la forma solemne de inaugurar el nuevo Pabellón
Multiusos de
Guadalajara. Tras una buena siesta hacia las laderas del Alamín, hacia la otra
Guadalajara, como yo llamo a esos barrios, me encaminé.

Uno que no es deportista se puso en contacto con el hermano mas cercano al móvil a esas horas para que le explicara, más o menos, y con pocas palabras, qué era eso que iba a presenciar, y que de fútbol no se trataba. Y así lo hizo, con la advertencia de que me podría encontrar a
Maqueda. El tal
Maqueda es un joven
quereño que no he visto crecer y cuyo cuerpo y fuerza me recuerdan a su padre y abuelo. Sé que andaba por los caminos del deporte entre los cielos catalanes, su simpatía y educación no había desaparecido cuando en el pueblo me encontraba con él.
Entro en el Pabellón con una idea periodística, haciendo fotos a
diestro y siniestro, con tal de mostrar a los que frecuentan mi Blog los
avances arquitectónicos de esta tranquila ciudad, cuando veo en medio de la pista entrenar a las dos selecciones, y entre los rojos a
Maqueda. Al instante diviso una bandera española, con letras gruesas corridas esta escrito la palabra
QUERO. Qué emoción. De verdad, de verdad. Que emoción. Sin querer iba vestido para la ocasión, y discreto, discreto, no creo que fuera, con un pantalón de
chandal rojo y una camiseta amarilla, parecía un chico deportista, un
forofo más de la roja y de su selección. Pero poco a poco me fui emocionando.
Me uní al grupo de
quereños que se
habían acercado a
Guadalajara para la ocasión; sus padres, su abuela, algunos familiares y amigos. En estas ocasiones uno echa de menos a las autoridades, pero siempre es mejor estar entre familia. Su padre me transmitió el nerviosismo. Todo el mundo sabe en mi pueblo que no me gusta el deporte, que no soy
riverilla. Por eso el padre, preocupado por mi, no le faltó pregunta sobre si estaba bien, si me estaba gustando el partido, y más detalles para que no me faltara identidad
quereña. Si el balón iba hacia Portugal los saltos paterno me llevaban hacia el país vecino. Si el balón venía hacia la portería patria, el padre me llevaba hacia ella. Pasión de padre,
forofo de una nueva Selección, nervioso con la roja, especialmente con la que llevaba marcado el número 5, la de su hijo Jorge.

Con la máquina de fotos me perdí el primer gol que metió, que fue de los primeros en la primer parte. Ya en la segunda creo que marcó el gol número 17 y al poco volvió a marcar. Qué fuerza que tiene el chaval. Con ese cuerpo que tiene de
Hercules da unos saltos y unas
manotás que no quisiera mi rostro recibir ese tipo de impulsos. Tiene cuerpo. Tiene fuerza. Tiene juventud. A Jorge
Maqueda se le presenta un brillante futuro si sabe someterse a la disciplina presente que auguran de él una promesa del balonmano español. Hay quien en cierto momento del encuentro, cuando suena el "A por ella ..." hay quien entona eso de "soy español, español, español,.." pero con sabor
quereño, "soy de
Quero, de
Quero, de
Quero", como marcando orgullo de llevar la roja, estar en la selección y haber nacido en un pueblo pequeño de la Mancha donde pueden nacer quijotes como Jorge
Maqueda.
Felicidades, chaval.