
Habían adelantado la hora, de las doce a las once de la noche. Y ese cambio, en Nochebuena es grave, pues las familias, entorno a la cena, el tiempo pasa y no te enteras. Más que estamos entre dos parroquias que están a dos pasos, demasiado cerca. Y no sé qué más buscar para justificar que la iglesia del Carmen, con la puerta abierta y la calefacción dada, no tuvo a ningún feligrés. Por favor, que esto no sea el futuro. No lo creo, pues en mi inspección nocturna, y con gran envidia, vi estas dos parroquias rebosar de cristianos alcarreños entregados a los cantos con los corazones ofrecidos a ese Niño Dios que llegaba en una húmeda noche.
A pesar de la soledad, Dios también nació en la iglesia del Carmen. Había escrito en mis tarjetas navideñas que Dios viene en la soledad de la noche.
Y así vino, por lo menos para mí.
Feliz Navidad.
Feliz Navidad.
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