


SAL DE TU TIERRA era el lema escogido. Cada día tenía como un subtítulo que motivaba la jornada. Sal de tu Comunidad. Sal de Tí. Sal de tu Comodidad. Poco a poco el mensaje de la Pascua les fue llegando a los chavales con palabras, reflexiones y detalles que trabajaron durante esos días vividos allí.


Pasados los días, recuperado del cansancio y hecho a la nueva hora, mi reflexión es muy buena con respecto a los chavales, al lugar, a los días, a las celebraciones, a todo. Tal vez, por pedir algo que nos supere en años próximos, un poco más de formación a los animadores. Pero solo eso, aunque vaya para ellos mi admiración, mi aplauso y mi cariño. Son extraordinario. Con lo bien que podrían haber estado con sus padres por ahí, en un viajecito, en el pueblo, o con los amigos, es de reconocer el valor que tiene dejar su tierra, sus seres queridos, sus cosas, sus buenos ratos, por aguantar ochenta chavales de esta edad, de esta tonta edad. Como todos hemos pasado por esta fiebre creo que me entendéis.
Por último. Solo una palabra. O dos.
Feliz Pascua.
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