
Todos los que atraviesan deprisa o despacio la calle Mayor dan un beso a esta fuente para nutrir el cuerpo con su rica agua. Por eso digo que algún artista debería recoger la delicia de esta fuente en unos versos, en un cuadro, en una fotografía, en no sé qué. O tal vez, la misma fuente, es el mejor monumento a sí misma.
Mirando. Contemplando. Observando. La fuente se lleva mis ojos cuando paso cerca de ella. Hace unos días vi como un señor mayor, con sombreo, despacio, muy despacio, su recta en la calle se inclinaba hacia la fuente. Al mismo tiempo, y en dirección contraria, un grupo de jóvenes de unos dieciocho años, no más, hacían lo mismo con su trayectoria. Poco a poco, y cada uno a su tiempo y con su velocidad, fueron ambos a coincidir al instante en el marco de la fuente. El señor mayor, esperando respeto y no reverencia de los chavales inclinó la cabeza para beber el primero. Pero tuvo que forzar la inclinación al comprobar que uno de ellos, soltando rápidamente la bolsa de deporte, se adelanto.
El señor mayor sintió miedo y espanto; si por él fuera hubiera salido corriendo.. El resto de jóvenes se sintieron indignados ante tan gran atropello por parte del compañero que los miraba retándoles y diciendo que él había llegado primero.
Ahora sí, con respeto y reverencia, los jóvenes dejaron beber al señor mayor. Y cuando éste se hubo marchado, con las disculpas por el compañero, bebieron ellos.
Si la fuente hablase.
1 comentario:
HOLA GREGORIO,BUENA REFLEXIÓN LA DE LA FUENTE Y MUY INTERESANTE TU BLOG. SOY MªTRINI,DE QUERO,AUNQUE VIVO EN TOLEDO. QUIERO PEDIRTE AYUDA PORQUE AHORA ESTOY EN PARO, SOY PROFESORA DE MATES Y FÍSICA Y QUÍMICA. SI PUEDES CONTÉSTAME AL SIGUIENTE EMAIL: trinitori78@yahoo.es.
UN ABRAZO.
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