
Desde hace un mes llevo buscando mi título. La titulitis tampoco me afecta. Para un curso especializado en dirección y gestión nos han pedido una fotocopia del título académico y del documento de identidad. Me he vuelto loco buscándolo. Os podéis imaginar que no soy de esos que enmarcan y cuelgan en el despacho, que más me hubiera valido. He mirado en todos los rincones de mi celda, en todas las cajas y agujeros y no me aparecía. Parado en seco y reflexionando he llegado a la conclusión que nunca había visto mi título, que no sabía cómo era, que nunca lo había tenido entre mis manos. Sé que lo solicité, que lo pagué cristianamente y que encargué a alguien que me lo recogiera.
Ayer llamé a Salamanca y allí está muerto, dormido, abandonado, lleno de polvo. Me imagino que en el diploma vendrán escritos mis créditos como Bachiller en Teología, aunque más bien debería estar escrito: Don Gregorio Rivera, Licenciado en Títulos Olvidados. Y mi habitación patas arriba buscando esa cartulina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario